EL Real Madrid se ha impuesto esta noche por 2 a 0 al AC Milán con una solvencia incuestionable. En un tiempo récord sí que se ve la mano de Mourinho en este equipo.
Di Maria ha sido el perfecto ejemplo de lo que quiere el entrenador para todo el equipo. Todos defienden, los máximos posibles atacan, pero siempre pendientes de lo que pueda pasar. Ha hecho un gran esfuerzo físico en recuperaciones con éxito, y ha aportado mucho en ataque, sin acabar con goles en su cuenta particular. Pedro León tiene muy complicado un puesto en este equipo con el rendimiento actual del joven argentino.
Lo importante y a destacar del Madrid es lo citado anteriormente, la solvencia. No ha habido un momento en el partido en el que se temiera por la derrota. La defensa ya va pareciendo sincronizada y hasta Cristiano Ronaldo en ocasiones baja para defender, algo que sucedia con inusual frecuencia el año pasado. Y hay que decir que el contraataque de este equipo es temible, indiscutiblemente impresionante. Bien coordinado puede llegar a ser espectacular. Una de las razones de ello se llama Ozil, Mesut Ozil. El joven alemán acaba de llegar a España y parece que llevara jugando 10 años en este club. Escándalo de jugador, que si sigue su progresión y consigue una regularidad complicada en jugadores de su puesto, hará historia con seguridad. La capacidad de proteger la pelota, de elegir siempre la opción correcta, de moverse, poder regatear, iniciar zancada y frenarse, es de admirar en este jugadorazo con mayúsculas.
Ciñéndonos al partido el Real Madrid salió en tromba, a decir de una vez quién manda aquí, por una vez en tiempo, no sólo en la competición local. Y así fue que en poco tiempo el Real Madrid consiguió y de falta el primer gol por parte de Cristiano Ronaldo, enchufadisimo en los últimos encuentros. Ozil, con ayuda de la zaga rival en la que rebotó marcó el 2º y último gol de la cuenta merengue, que debió verse aumentada a lo largo del partido. Después del segundo gol el Madrid comenzó a gustarse internando al área con paredes combinando los jugadores más talentosos. Y es aquí cuando se inició el periodo mas inquietante del partido. Durante 15-20 minutos el Milán se adueñó del balón, que no del partido, siempre controlado por el Madrid. Se adueñó de la posesión, lenta y con poca intención. Y al Madrid no parecía disgustarle, es más, se encontraba muy a gusto de ese modo, moviéndose de un lado a otro y sin hacer una presión asfixiante y desde arriba como siempre. ¿Ordenes de Mou? Puede ser, sabedor de que el Milán es un equipo que le gusta tenerla, pero que lo hace tan lento que al mínimo error un contragolpe madridista significaría el 3 a 0 y terminar el partido.
En la segunda parte el Real Madrid gozó de muchas ocasiones para finiquitar el partido. Salió teniendo la bola ,guardándola. Daba la sensación de que el Madrid en cada momento del partido sabía lo que debia hacer, como manejar cada situación que se presentaba. No se marcaron más goles por falta de puntería o suerte, pero el Madrid, dentro del estilo que ha elegido su entrenador, gustó. Se le pide más acierto de cara al gol y quizá no tener esa pájara de 20 minutos que con otro rival podría haber acabado peor. Todo es mejorable, pero pinta bien. Aunque falta mucho camino...
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